Hemos pedido a nuestro alumnado que reflexione sobre lo que está pasando con el Coronavirus. Esta es la reflexión de Paula Menéndez Baños.
Hoy es jueves 19 de marzo de 2020, por lo que, desde que el ya intercontinental coronavirus apareció el 1 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, en el centro de China, han pasado algo menos de cuatro meses. En este tiempo, un organismo tan microscópico, el virus SARS-CoV-2, se ha extendido por todo el mundo dejando, a día de hoy, más de 236.000 casos registrados y casi 10.000 muertes en 168 países, cifras que, por desgracia, y a pesar de las medidas que se están intentando tomar, crecen exponencialmente a medida que pasan las horas.
Gran parte de la especie humana, desde hace algunos siglos, nos hemos creído insuperables, invencibles, creemos que por ser la especie teóricamente más inteligente del planeta vamos a ser siempre superiores a todo lo que nos rodea. Este virus no es más que un gran ejemplo de que somos vulnerables, de que, a diferencia de lo que algunos pueden llegar a pensar, no tenemos todo controlado.
Además, los humanos tenemos la mala costumbre de quitar importancia a las cosas hasta que las tenemos cerca. En España, así como en otros tantos países, hacemos caso omiso a grandes conflictos que afectan a miles y miles de personas en el mundo, hacemos caso omiso al hambre o la sed que se pasa en determinados países… y, en un principio hicimos caso omiso al virus SARS-CoV-2. Pasadas unas semanas y viendo que para China se estaba convirtiendo en un problema serio, empezamos a vender a este país materiales como mascarillas y guantes y, resalto vender porque, ahora que las cosas están mal en España donde no nos lo tomamos en serio hasta que lo tuvimos bien cerca, China, ya comenzando a recuperarse, esta proporcionándonos a nosotros el material que ahora necesitamos de manera totalmente altruista, China nos está dando una lección de lo que significa humanidad.
Es un hecho que las consecuencias tanto sociales como económicas resultantes de esta situación van a ser grandísimas. Además de las vidas que se están perdiendo, la crisis que está apareciendo y creciendo nos va a afectar a todos y, por eso mismo creo que debemos ser todos los que nos comportemos como se nos está mandando y extrememos las medidas de precaución para poder volver a nuestras vidas normales cuanto antes.
Personalmente y desde lo que pueden ser las preocupaciones de una persona de mi edad, algo que al principio me afectó fue la dichosa EBAU pero, según han pasado los días y me he ido dado cuenta de cuáles son las verdaderas consecuencias de lo que estamos viviendo, creo que no es momento de preocuparnos por cuando va a acabar el curso, de cuándo va a ser la EBAU o de si ese verano que tanto esperábamos va a ser bastante más corto de lo que creíamos.
Creo que ante una situación como esta en la que poco podemos hacer para que las cosas sigan como antes, lo que debemos hacer es esforzarnos y afrontar el nuevo estilo de vida que nos tocará llevar durante un tiempo con una sonrisa en la cara y siendo conscientes de que, dentro de lo malo, tenemos mucha suerte de poder trabajar desde casa o de no estar infectados.
Por otra parte, creo que por nuestro bien y, sobretodo, por nuestra felicidad, tenemos que aprender a mirar más allá de todo lo malo que va a traer consigo esta ya declarada pandemia mundial. Tenemos que aprender a buscar la parte positiva y darnos cuenta de que, aunque no compense con las pérdidas tanto humanas como económicas, la situación que hoy vivimos va a suponer una gran lección para todo el mundo. Sinceramente, conozco lo suficiente el mundo en el que vivo para saber que hay personas a las que nada les sirve para aprender lecciones, pero, tengo la esperanza de que, de ahora en adelante, otras personas sí que habrán aprendido a agradecer cosas que nunca antes habían valorado como poder ir a la escuela pues, en contra de lo que cualquiera de nosotros hubiera pensado hace unos meses, sé que todos estamos deseando volver, o como tener un jardín o una terraza a la que apenas salíamos y que estos días se ha convertido en nuestra salvación. A pesar de que no todo el mundo saca algo positivo de pasar tiempo con la persona con la que vive, como es el caso de las mujeres maltratadas, debemos pensar también en que estamos pasando tiempo con gente como nuestros propios hermanos, a los que teníamos en la habitación de al lado y con los que cruzábamos cuatro palabras en la cena y, con los que ahora disfrutamos de pequeñas tonterías como una partida de cartas o de pin pon.
Es cierto que son consecuencias positivas que definitivamente no son comparables a las negativas pero en las que debemos de pensar día a día para levantarnos de la cama con una sonrisa y seguir afrontando los días de la manera apropiada para que, pronto, podamos disfrutar de los días como hasta hace una semana lo hacíamos. La paciencia rara vez es fácil, pero siempre es gratificante. Vale la pena luchar todos juntos por el final, o al menos el control, del virus y, sobretodo, esperarlo. Aunque esta lucha pueda parecer algo difícil, los buenos resultados llegan a quien se esfuerza por alcanzarlos, solo hay que esperarlos y nunca perder la esperanza. Así, a su debido tiempo todo habrá terminado y quedarse en casa habrá merecido la pena.
Una de las causas de lo que actualmente vivimos o consecuencias que trae consigo el coronavirus y que merece mención aparte es el miedo. Está claro que lo que está sucediendo no es solo fruto del miedo pero, es evidente que este solo está empeorando la situación. Estoy segura de que arrasar con el papel higiénico o la pasta de todos los supermercados no está ayudando a nadie, ni a la persona que compra cinco paquetes de macarrones ¿es que vas a alimentarte sólo de pasta?, ni al que va más tarde a la compra y, tiene que comprar marcas más caras porque el resto se han agotado y que quizá no puede permitirse, porque se ha pasado el día trabajando duro para reponer esos supermercados.
El miedo y la desesperación sólo traen consigo un mayor desorden que es justo lo contrario a lo que ahora se necesita. Creo que la gente debería de hacer menos caso a lo que ve en las películas y hacer un poco más de caso a lo que estos días se advierte en televisión. El miedo no sirve para absolutamente nada, estar concienciados y ser realistas sí.
Sumado al miedo, La Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía recientemente de los peligros de lo que denomina «infodemia», una corriente de desinformación que se está propagando más rápido incluso que el propio virus. Por eso es de gran importancia, antes de hacer o decir algo, informarse lo suficiente y no creerse todo lo que nos dicen sin previamente contrastarlo.
Por último, otro tema que da lugar a muchas preguntas es el origen del virus. Tanto expertos como no tan expertos le dan muchas vueltas a este tema y esto es algo que ha dado lugar a diferentes teorías, algunas más conspiranoicas y otras menos. Por supuesto la teoría que mayoritariamente se ofrece es la de que el virus procedía de un animal y concretamente, de un pangolín. Algunas de las teorías que otros presentan son las siguientes:
Hay quien piensa que puede tratarse de un arma biológica diseñada para acabar con cierto porcentaje de la población. Según esta teoría, el virus habría sido inventado en el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan (WHCDC), de forma premeditada. El objetivo, según esta teoría, sería reducir la población de ancianos en el país o equilibrar el porcentaje entre hombres y mujeres.
Hay otra línea que apunta a una propagación accidental del virus también desde el WHCDC. Personalmente prefiero ser más ingenua y quiero pensar que se trató de un accidente por lo que esta es una de las teorías en las que más creo mientras que, con respecto la anterior, prefiero pensar que no ha sido así aunque, por desgracia, sé que somos capaces de hacer cosas tan inhumanas.
Estas dos teorías a parte, hay supuestos estudios que demuestran, desde un punto de vista genético, que este virus no fue creado por humanos. Me gustaría estar segura de que esto es cierto para saber que no hemos sido nosotros mismos quienes hemos originado tan grande problema. Sin embargo, el mundo funciona de cierta manera y, si a los más poderosos les interesa que pensemos de cierto modo, saben de sobra cómo entrar en nuestra cabeza para tratar de cambiar nuestras ideas. Con esto es fácilmente relacionable la muerte de un médico chino que advirtió de la presencia de un nuevo virus y que acabó muriendo supuestamente por estar infectado cuando empezó a decir que había advertido de la presencia del SARS-CoV-2. Yo, a veces, pienso que su muerte no fue causada por el virus, sino que al gobierno chino no le convenía que siguiese hablando.
Hay quien acusa a Donald Trump de orquestar un plan para dañar la estructura de China como potencia mundial, algo de lo que EEUU saldría enormemente beneficiada. Esta teoría se matiza de diferentes maneras, algunos dicen que quizás los delegados de Estados Unidos trajeron el coronavirus a Wuhan y sufrió alguna mutación, convirtiéndola en más contagiosa y mortal y causando una gran epidemia.
Definitivamente son muchas las teorías que intentan explicar el origen del virus. Seguramente algunas tendrán parte de razón y otras no pero eso es algo de lo que nunca vamos a estar seguros por lo que es un tema que deja abierta una gran puerta al debate.